sábado, 24 de diciembre de 2016

Las palabras no se las lleva el viento (y duelen)

Hace unos días encontré este artículo https://lamenteesmaravillosa.com/las-palabras-no-se-las-lleva-el-viento/ , de www.lamenteesmaravillosa.com, titulado "las palabras no se las lleva el viento", por si lo queréis leer. Es MUY recomendable. 

Independientemente del artículo, a mí este enunciado me sugiere dos cosas:

1. Que las palabras son importantes. Las personas podemos decir palabras no acertadas, o decir algo cuando estamos enfadados, que harán daño a otra persona, y por eso hay que ser conscientes de lo que decimos, y controlarlo en la medida de lo posible. 
Incluso a veces, sin mala intención, alguien puede resultar ofendido. Ocurre también con palabras que damos por hecho que todo el mundo conoce, o con frases hechas, por ejemplo, con los micromachismos o con palabras poco respetuosas que hemos aprendido y repetimos por herencia lingüística, pero que conscientemente negamos su significado, alegando a que "se entiende" que no quieres decir eso... Para evitar errores, podríamos intentar decir lo que realmente queremos decir. El diccionario, y en general el español, tiene suficientes palabras como para evitar las que nos puedan llevar a malinterpretaciones o a dañar a otras personas. 









2. Que los compromisos que adquirimos con una persona "lo voy a hacer" y luego no ocurre conforme se ha dicho, las promesas que hacemos y no cumplimos, ... duelen también. En este caso, a mí, es lo que más me duele. Porque me siento engañada. Independientemente de la intención de la persona, que podrá o no ser buena, el hecho es que no ha cumplido su palabra. Y por tanto, la próxima vez que nos dé su palabra, como tenemos memoria, recordaremos las veces que nos ha fallado, y nos costará confiar en él/ella, si es que podemos volver a confiar (el artículo también dice algo sobre esto). Pero, ¿la culpa es de quien no confía? ¿Cuántas oportunidades hay que dar? 









A veces las palabras dejan una herida muy profunda en las personas, no es visible y por eso es tan difícil encontrar la comprensión o la empatía, porque como uno lo siente por dentro, la decepción, desilusión, desconfianza, etc. los demás no pueden verlo, ver el grado de dolor, entender cómo te sientes, cómo te afecta, las veces que viene a tu cabeza el recuerdo... y una herida hecha por palabras, o por promesas incumplidas, sobretodo de personas que te importan, es difícil reparar y difícil de olvidar. Porque las palabras, no se las lleva el viento... 








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