lunes, 20 de junio de 2016

Todos podemos ser refugiados

20/06/2016

Hoy ha sido el día mundial de los refugiados.
Imagino que en muchas ciudades del planeta habrá habido manifestaciones a lo largo de todo el día, contando historias reales, reivindicando que se termine con esa situación, para luchar porque se cumplan los derechos humanos, y para pedir a los gobiernos que no miren a otro lado y tomen medidas para solucionar este problema. Yo he estado esta tarde en una de ellas. Hemos plantado nuestras huellas como si fuese un grano de arena más para terminar con esa situación, hemos encendido velas para aportar un poco de luz al duro camino que queda por hacer, y hemos guardado un minuto de silencio por todas aquellas personas que han fallecido en relación a este tema, intentando llegar a un lugar mejor, intentando sobrevivir.
He estado a punto de salir espontáneamente a hablar, porque conforme iba oyendo manifiestos y poemas, un discurso iba viniendo a mi cabeza, sin datos ni estadísticas, sino palabras que salían directamente del corazón. Y no quería que pasara el día sin dejarlas plasmadas en algún lado y compartirlas.



"Hoy es el día mundial de l@s refugiad@s. Pero, que haya un día que lleve ese nombre, no significa que sólo ocurra hoy, no significa que haya nada que celebrar, que sólo tengamos que acordarnos hoy de ellos y ellas y hacerles un homenaje. En el planeta existen muchas personas que son refugiadas, y seguro que ni siquiera saben que hay un día con este nombre, pero sufren en su piel día tras día este drama, durante mucho tiempo, meses, años... hasta casi lustros, podría decir. Incluso generación tras generación.

http://www.un.org/es/events/refugeeday/

Uno/a no elige ser refugiado. Da igual en qué país hayas nacido, de dónde vengas, a dónde vas, y el motivo por el que sales de "tu país". No importa si es una guerra o una persecución política. Uno/a no elige que tiren bombas en su país, que hayan destruído la escuela, quedarse sin familia y sin hogar, que un gobierno haya tomado una u otra decisión, que no acepten tus ideas ... Esta sencilla encuesta nos puede hacer ver que cualquiera podemos ser refugiadoshttp://actua.acnur.org/ ¿Tú que harías en su lugar? ¿Qué harías en esa situación?

No sólo se trata de huir. Se trata de la incertidumbre. Del dolor. Del miedo. De tomar decisiones rápidas para emprender el viaje. De arriesgar. Del sufrimiento. De abandonar personas, objetos y lugares queridos. Se trata de las adversidades del camino, del tiempo, de las trabas que ponen los demás agentes externos. De no perder la esperanza. De resistir situaciones límite. De enfermar. De derrumbarse. De no tener nada. De ver cómo otras personas abandonan o mueren por el camino. De sacar fuerzas de donde no las hay. De sentirse solo/a. De no entender. De que haya gente que se aproveche de tu situación. Que abusen. Que te engañen. Que te hagan creer falsas expectativas. De no saber nada sobre un futuro. De no saber cuándo va a terminar. De no saber cuándo vas a estar a salvo.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/programa/especial-documental-destinos-clandestinos/338407/

Las personas de a pie, la gente de la calle, con buen corazón, con ideas sobre el bien común, con espíritu de defensa de los derechos humanos, podemos tener la voluntad pero no siempre tenemos los medios o los recursos necesarios para cambiar situaciones tan grandes, ni el poder. Sentimos a veces rabia, impotencia ante cosas tan grandes. Podemos colaborar con una pequeña donación, compartir información por las redes sociales, mandar apoyo, ser socios de alguna ONGD, colaborar como voluntarios en campañas y actividades, acoger temporalmente según lo que diga la legislación al respecto, ... y manifestarnos. Manifestarnos para que sepan que lo sabemos. Contar historias reales. Dar a sus voces un mayor alcance. Intentar que nos oigan, y que escuchen nuestras peticiones. Manifestarnos en contra de situaciones tan injustas como esta porque ellos, los gobiernos, los políticos, las organizaciones internacionales, las personas que realmente tienen poder para tomar decisiones, para producir cambios, son quienes deben hacerlo posible. Quienes pueden.

¿Por que no vamos a tener derecho a entrar en un país, a la libre circulación de las personas por el mundo? ¿A buscar una opción mejor que lo que tengamos donde vivimos? ¿Derecho a una casa, a una alimentación? ¿A vivir tranquilos/as, sin miedo de ser perseguidos? ¿A que nos respeten? ¿A que independientemente de dónde vengamos ni por qué nos vayamos de ahí, se sigan cumpliendo los derechos humanos?

Quizá desde esos "puestos" tan altos, desde esa distancia, se ve todo más frío. Cuando conocemos a las personas, nos importan más las cosas. No es lo mismo que te cuenten que algo está ocurriendo en un sitio, a que lo veas con tus propios ojos, o a que te lo cuente una persona a la que le tienes cariño, a la que quieres; en ese caso, te preocupa mucho más.


Yo conozco a niños y niñas que han nacido, están creciendo y morirán en campos de refugiados, en campamentos de refugiados saharauis, por ejemplo. Y disculpad que me emocione en este punto. ¿Qué aspiraciones pueden tener? ¿Ese es el futuro que les espera? Y como los demás en esta parte del mundo tenemos un sofá donde echar la siesta tranquilos, ¿vamos a consentirlo? ¿Sólo porque no nos ha tocado a nosotros? ¡¡Llevan ahí 40 años!! ¡Todos podemos ser refugiados!

QUE NO PASE "AQUÍ" NO SIGNIFICA QUE NO ESTÉ PASANDO



No sé si realmente era necesaria esa foto casi morbosa en algunos casos por el modo en que se utilizó, para que nos diéramos cuenta de lo que estaba ocurriendo, cuando la imagen de un niño sirio muerto en una playa recorrió todos los telediarios y conmocionó a la población. Podría ser un niño cualquiera ahogado en la playa en vacaciones, aunque no fue el caso. Yo ya estaba muy afectada mucho antes. A mí la imagen que me recorrió el cuerpo fue (aparte del niño que intenta salvar a su amiga en un tiroteo y se hace el muerto para llegar a ella y salvarla), las imágenes de madres, padres, familias enteras que lanzaban a sus hijos/as y los pasaban de mano en mano hasta llegar a los pocos trenes que salían de allí hacia Europa. ¿Cómo de desesperado tiene que estar alguien para separarse de su hijo/a tan pequeño/a por intentar salvarle, por intentar que salga de aquello? ¿Qué tendrán que estar viviendo y sintiendo esas personas para hacer eso? Eso pensaba, sin juzgar, sino poniéndome en su lugar. Era descorazonador.

Pido a las organizaciones internacionales y a los gobiernos, que hagan frente a esta situación. Que piensen qué sentirían si mirasen cara a cara a alguna personas que ahora mismo está viviendo en esas condiciones, fijamente a los ojos. Que sean humanos, que utilicen la coherencia y el sentido común. Que se pongan en su lugar. ¡No hablo de pena, señores y señoras! ¡Hablo de derechos! Y de humanidad. ¡Derechos humanos! Derechos humanos que están siendo vulnerados.

Todos podemos ser refugiados en algún momento de nuestras vidas. Algunos de nuestros antepasados también lo fueron. Ser refugiado no se elige. Miles de personas están viviendo este drama día tras días, mes tras mes, año tras año, y parece que algunos/as sólo se acuerdan cuando salen en las noticias, o en un día como hoy. Por favor, esto debe terminar. No más muertos ni condiciones infrahumanas por ser refugiad@s. "







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