Me ocurre, imagino, que como a vosotr@s en alguna ocasión, personas comprometidas, inquietas, solidarias, colaboradoras, responsables, ...
Tengo muchos frentes abiertos, y ocupo mi tiempo con muchas cosas en las que colaboro, sin dejarme tiempo para lo realmente necesario, no en el sentido emocional o familiar, sino incluso para otros asuntos o proyectos profesionales de futuro que necesitan realmente una dedicación casi plena por mi parte.
Aunque me gusta mucho, y lo hago con mucho gusto (por eso cuesta dejarlo, entre otras cosas), me siento un poco absorbida por compromisos que he ido adquiriendo, porque he podido hasta ahora, y los que ya no he podido, pues he dicho que no, con asertividad y respeto, y punto.
Cuando asumes una responsabilidad, una colaboración, una figura, postura, condición, compromiso...como queramos llamarlo, en la que dependen de tí algunas cosas y lo que hagan algunas personas, parece como si no pudieras fallarles. Aunque te suponga estrés, discusiones, inversión de tiempo/dinero, dedicación, ... (y también todo eso mina un poquito en ocasiones los ánimos, y nos hace flojear en otros ámbitos/aspectos). Nos sentimos como con esa presión, de no poder parar hasta dejar todo absolutamente fijado, nos cueste lo que nos cueste. (Y más si somos perfeccionistas...) "Si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer?"
Pero, aunque ahora mismo no encontremos una respuesta de cómo podrían salir adelante sin nosotros, o no haya en estos momentos otra persona en quien delegar, que se pueda encargar de esas cosas... ¿Si nos muriésemos esta noche, qué pasaría?
Seguro, seguro, que seguirían saliendo adelante esas personas, nuevos proyectos, etc. Entonces, retirarse, en el fondo, no puede ser tan drástico, dramático o imposible como nos parece en un principio. Puesto que, nadie, nadie somos imprescindibles, y no necesitamos morirnos para saberlo.
(Escribo "somos" con toda la intencionalidad, aunque lo gramaticalmente correcto sea "es", porque me incluyo y nos incluyo a todos).
Lo que pasa es que nos cuesta, tanto seguir con ello, como abandonarlo... :(
Tengo muchos frentes abiertos, y ocupo mi tiempo con muchas cosas en las que colaboro, sin dejarme tiempo para lo realmente necesario, no en el sentido emocional o familiar, sino incluso para otros asuntos o proyectos profesionales de futuro que necesitan realmente una dedicación casi plena por mi parte.
Aunque me gusta mucho, y lo hago con mucho gusto (por eso cuesta dejarlo, entre otras cosas), me siento un poco absorbida por compromisos que he ido adquiriendo, porque he podido hasta ahora, y los que ya no he podido, pues he dicho que no, con asertividad y respeto, y punto.
Cuando asumes una responsabilidad, una colaboración, una figura, postura, condición, compromiso...como queramos llamarlo, en la que dependen de tí algunas cosas y lo que hagan algunas personas, parece como si no pudieras fallarles. Aunque te suponga estrés, discusiones, inversión de tiempo/dinero, dedicación, ... (y también todo eso mina un poquito en ocasiones los ánimos, y nos hace flojear en otros ámbitos/aspectos). Nos sentimos como con esa presión, de no poder parar hasta dejar todo absolutamente fijado, nos cueste lo que nos cueste. (Y más si somos perfeccionistas...) "Si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer?"
Pero, aunque ahora mismo no encontremos una respuesta de cómo podrían salir adelante sin nosotros, o no haya en estos momentos otra persona en quien delegar, que se pueda encargar de esas cosas... ¿Si nos muriésemos esta noche, qué pasaría?
Seguro, seguro, que seguirían saliendo adelante esas personas, nuevos proyectos, etc. Entonces, retirarse, en el fondo, no puede ser tan drástico, dramático o imposible como nos parece en un principio. Puesto que, nadie, nadie somos imprescindibles, y no necesitamos morirnos para saberlo.
(Escribo "somos" con toda la intencionalidad, aunque lo gramaticalmente correcto sea "es", porque me incluyo y nos incluyo a todos).
Lo que pasa es que nos cuesta, tanto seguir con ello, como abandonarlo... :(
No hay comentarios:
Publicar un comentario